domingo, 16 de noviembre de 2008

Fuck the system! y demás patrañas

"No tiene pelos en la lengua". "Es el último hombre libre". "Dice verdades como puños, aunque duelan". "Su opinión no gusta, pero él no se calla". "No tiene miedo de decir lo que piensa".

Sí, hoy en día mola ir contracorriente, ser un antisistema vende, escribir sobre "verdades incómodas" y tratar temas sobre los que "nadie nunca se había atrevido a hablar" te puede hacer de oro. No soy original, lo sé, no soy el primero ni seré el último en decirlo, no pretendo haber descubierto la pólvora. Pero gente, hay cosas que me tocan mucho los cojones. Y cuando digo cosas no me refiero a hechos puntuales sino a corrientes de pensamiento. Llevamos camisetas del Che, ¡era un revolucionario!, nos encanta leer a Reverte, ¡no se corta aunque sus opiniones sean impopulares!, adoramos Sé Lo Que Hicisteis, ¡son políticamente incorrectos!

Tendencias. Creemos ser únicos y originales, estamos seguros y orgullosos de no comportarnos como el resto, de no seguir a la manada. Pero por mucho que nos duela somos como el resto. Fuck the system! y es el sistema el que nos jode a nosotros, por el culo y sin vaselina.

Cuélate en el metro con un pañuelo palestino en el cuello y un mini de calimocho en la mano, bebe mientras el resto del vagón te mira con malos ojos, mea en una esquina y siéntete orgulloso de que "las normas no existan" para tí. Da igual que yo me lo crea o no. Por mucho que huyas de la policía no me vas a parecer un radical, pero no debería preocuparte, al fin y al cabo te da igual lo que piensen de tí, ¿no?

Tendencias y apariencias. No nos importa qué vean otros en nuestra persona, pero nos esforzamos en crear una imagen original y diferenciada de el resto. No nos gusta encuadrarnos en un grupo determinado, eso es cosa del pasado (aunque el pasado no sea más lejano que un par de años hacia atrás). Si tan poco nos gusta el politicorrectismo, vayamos con la verdad por delante. "Tronco, eres un cerdo, seguro que hace una semana que no te lavas", "la verdad es que la música que hace el grupo en el que tocas me parece una soberana mierda", "¿te había dicho alguna vez que eres la persona más pesada que he conocido jamás?", "tu blog es infumable", "cantas de pena". No, tampoco es cuestión de ser tan extremistas: "Yo no soy racista, pero...", "yo soy la persona menos machista del mundo, pero..."; o la otra versión: "el lenguaje es machista", "no te cae bien sólo por ser negro". Es impresionante el grado de autoengaño que puede alcanzarse: "Yo compro toda mi ropa en tiendas independientes, no quiero dar de comer a las multinacionales".

Os diría que dejárais toda esa palabrería gratuita y os mostrárais como sois, pero en algo tenéis razón, podría ser bastante desagradable. ¿Hay alguna solución? No se puede intentar dejar el juego, porque los intentos de escaparse también son parte de él. Y que ningún iluminado me diga que la muerte es la salida definitiva, porque tirarse al vacío hasta perder tus vidas iniciales nunca fue una forma de pasarse el Super Mario.

Podría alargar más la entrada, pensar un par de frases ingeniosas y creerme que escribo de puta madre. Otra opción sería terminar con un "es muy posible que la mitad de los que lo habéis leído no lo hayáis entendido, pero me da igual". Sonaría atrevido, quizá tuviera gancho. Pero no es eso lo que pretendo. Si me he expresado claramente, estupendo, y si no, pues fallo mío, no todos tenemos un asiento en la RAE. Puede que pienses que abuso de la demagogia, y tendrás razón, puede que pienses que soy uno más de esos a los que critico, y tendrás aún más razón, y por último puede que pienses que esto no es más que un pedazo de mierda. Ante eso solo puedo pedir unas no muy sinceras disculpas, porque hoy, y sin que sirva de precedente, no escribía para nadie, escribía para mí mismo.


Sed felices.